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Disfunción eréctil y edad

La disfunción eréctil es un trastorno polifacético que afecta a una proporción significativa de la población masculina, sobre todo a medida que envejece. Aunque la edad es un factor crítico, es importante conocer los diversos factores fisiológicos y psicológicos que contribuyen a este problema de salud. Con opciones de tratamiento eficaces y un diálogo abierto, los hombres pueden controlar este problema y mantener una vida sexual satisfactoria hasta bien entrada la vejez.

Un hombre mayor y elegante con gafas de sol, pensando en su edad y en la disfunción eréctil

A medida que los hombres envejecen, ciertos cambios en el cuerpo son inevitables. Uno de los aspectos más comunes y a menudo incomprendidos del envejecimiento es la aparición de la disfunción eréctil (DE). Esta afección, en sus diversas formas, suele comenzar como un cambio sutil en el rendimiento sexual que progresa con el tiempo. Este declive gradual lo sufren hombres de todo el mundo, por lo que para muchos este trastorno forma parte natural del envejecimiento. La relación entre la edad y la DE está bien documentada y, gracias a las modernas soluciones farmacológicas, los problemas de erección pueden controlarse hasta una edad avanzada.

La gravedad de la DE puede variar enormemente, desde episodios leves y esporádicos hasta casos más moderados y graves en los que lograr o mantener una erección se convierte en una preocupación constante. Para muchos hombres, los primeros signos de problemas de erección son sutiles y fáciles de ignorar. Al principio, puede manifestarse como una dificultad para lograr una erección, que puede deberse al cansancio o al estrés. Con el tiempo, puede disminuir la capacidad de mantener una erección durante el coito, seguida de una disminución notable del deseo sexual.

Debido a esta aparición gradual, la DE suele pasar desapercibida hasta que empieza a interferir en la vida sexual del hombre, momento en el que la afección puede haber avanzado hasta un estado más grave. La disfunción no es una afección repentina, de la noche a la mañana, sino que tiende a desarrollarse a lo largo de los años, pasando a menudo desapercibida en sus primeras fases. Identificar los primeros signos de la enfermedad es importante porque permite intervenir y tratar a tiempo, lo que puede evitar que siga avanzando. La DE progresiva puede incluso revertirse con una intervención temprana y los potenciadores sexuales adecuados.

El proceso de envejecimiento y la salud sexual

El Massachusetts Male Ageing Study (MMAS) halló una prevalencia combinada de DE leve a moderada del 52 % en hombres de 40 a 70 años, y la DE estaba estrechamente relacionada con la edad, el estado de salud y los factores emocionales[1]. Por el contrario, el Estudio Europeo sobre el Envejecimiento Masculino (EMAS), el mayor estudio europeo multicéntrico basado en la población de hombres que envejecen (40-79 años), informó de una prevalencia de DE que oscilaba entre el 6 y el 64 %, dependiendo del subgrupo de edad, y que aumentaba con la edad, con una prevalencia media del 30 %[2]. A los 70 años (grupo de edad de 65-74 años), aproximadamente el 48 % de los hombres declaran padecer DE[3]. A pesar de esta frecuencia, persisten muchos mitos, como la creencia de que el trastorno de la erección es simplemente una consecuencia natural del envejecimiento. En realidad, la edad es un factor importante, pero no el único.

A medida que los hombres envejecen, experimentan varios cambios fisiológicos que afectan a su salud sexual. El descenso de los niveles de testosterona, que suele comenzar en torno a los 30 años y continúa gradualmente, es uno de los cambios más notables. La disminución de los niveles de testosterona puede reducir la libido y la satisfacción sexual y, en última instancia, contribuir a la DE. Los datos muestran que los niveles de testosterona libre a los 75 años son el 50 % de los encontrados en hombres de 25 años[4]. Pero no todos los hombres de edad avanzada son anormales, aunque su testosterona libre puede ser la mitad que la de hombres mucho más jóvenes.

Estas estadísticas pintan un cuadro claro de la prevalencia de la DE a medida que los hombres envejecen, revelando que es una epidemia silenciosa que afecta a millones de hombres en todo el mundo. Sin embargo, esto no significa que a los hombres jóvenes nunca se les diagnostique DE o experimenten problemas de erección. La DE, especialmente en los hombres jóvenes, suele ser un signo precoz de enfermedad cardiovascular.

Factores que contribuyen a la DE en la vejez

El envejecimiento se asocia con frecuencia a enfermedades crónicas, muchas de las cuales se sabe que contribuyen a la DE. Por ejemplo, la diabetes, la hipertensión y las cardiopatías pueden afectar significativamente al flujo sanguíneo y a la función nerviosa, que son importantes para la erección. Además, ciertos medicamentos utilizados para tratar estas afecciones, como los antidepresivos y los medicamentos para la tensión arterial, también pueden causar o empeorar la DE[5].

Los factores relacionados con el estilo de vida, como la obesidad, el tabaquismo y el consumo excesivo de alcohol, complican aún más el problema. Los estudios han demostrado que mantener un peso saludable y hacer ejercicio con regularidad puede reducir algunos riesgos asociados a la DE[6].

Causas fisiológicas de la DE en hombres que envejecen

El proceso de envejecimiento se caracteriza por una disminución natural de muchas funciones corporales, y la capacidad de mantener una erección no es una excepción. Uno de los cambios fisiológicos más significativos que experimentan los hombres a medida que envejecen es la disminución de los niveles de testosterona. Esencial para la salud sexual y la vitalidad en general, la testosterona comienza a disminuir a principios de los 30 y sigue disminuyendo con cada década que pasa.

Otro factor importante que afecta a las erecciones a medida que los hombres envejecen es el estado de sus vasos sanguíneos. Las erecciones dependen de un flujo sanguíneo sano y constante hacia el pene, facilitado por una intrincada red de vasos sanguíneos. Sin embargo, a medida que los hombres envejecen, los vasos del pene pueden perder eficacia debido a afecciones como la aterosclerosis, en la que la placa se acumula en las arterias e impide un flujo sanguíneo adecuado. La hipertensión arterial y la DE son dos afecciones que suelen darse juntas. La diabetes y las cardiopatías, más frecuentes con la edad, agravan aún más la impotencia.

Los factores relacionados con el estilo de vida, como el consumo de tabaco, el consumo excesivo de alcohol y el consumo de drogas recreativas, también pueden dañar los vasos sanguíneos y las terminaciones nerviosas responsables de las erecciones, y la obesidad puede causar DE.

En numerosos casos, los hombres también toman medicación para tratar diversas afecciones relacionadas con la edad y, por desgracia, ciertos medicamentos pueden bloquear la función sexual. Los efectos secundarios de estos medicamentos pueden reducir el deseo sexual o interferir en la capacidad del cuerpo para lograr y mantener una erección, creando un difícil reto en el que el tratamiento de una afección empeora inadvertidamente otra.

Causas psicológicas de la DE con la edad

Aunque los cambios fisiológicos desempeñan un papel importante en el desarrollo de la DE, los factores psicológicos también pueden contribuir, especialmente, a medida que los hombres envejecen. El envejecimiento puede provocar sentimientos de inadecuación o miedo a perder la masculinidad, lo que puede contribuir a reducir el rendimiento sexual. Estos sentimientos pueden crear un círculo vicioso en el que el miedo al fracaso eréctil empeora la afección.

El estrés es otra de las principales causas psicológicas de la DE que tiene un gran impacto en las erecciones sanas. Ya provenga del trabajo, de la vida familiar o de otras responsabilidades personales, el estrés puede hacer mella en la salud mental y física, provocando una disminución del deseo sexual y problemas de rendimiento.

La dinámica de las relaciones también cambia con el tiempo, y estos cambios también pueden contribuir a esta afección. Las dificultades de comunicación, la falta de intimidad o los conflictos no resueltos en una relación duradera pueden hacer que la actividad sexual sea menos placentera y más estresante. En estos casos, la distancia emocional entre los miembros de la pareja puede manifestarse físicamente, y la DE actúa como síntoma de problemas más profundos en la relación.

Diagnóstico y opciones de tratamiento

Los hombres que experimentan síntomas de DE deben consultar a un profesional sanitario para obtener un diagnóstico exhaustivo de la DE. Un diagnóstico exhaustivo suele incluir un historial médico, un examen físico y, posiblemente, pruebas de laboratorio para evaluar los niveles hormonales y el estado general de salud.

A pesar de las dificultades que conlleva el envejecimiento, hay muchas formas de controlar e incluso revertir los síntomas de la DE. Para los hombres con DE leve, los cambios en el estilo de vida suelen ser el primer enfoque recomendado. Una dieta más sana, ejercicio regular, dejar de fumar y reducir el consumo de alcohol pueden ayudar a mejorar el flujo sanguíneo y la salud sexual en general. Aunque sencillos, estos cambios pueden suponer una gran diferencia en el tratamiento de la DE, sobre todo si se realizan a tiempo.

Para aquellos cuya disfunción persiste a pesar de los cambios en el estilo de vida, las soluciones farmacológicas constituyen la primera línea de tratamiento. Los inhibidores de la PDE5, una clase de fármacos que incluye el sildenafilo (Kamagra), el tadalafilo (Tadalis) y el vardenafilo (Valif), se consideran las sustancias más eficaces para la DE. Estos fármacos aumentan el flujo sanguíneo al pene, facilitando la consecución y el mantenimiento de la erección durante la actividad sexual. Es importante recordar que estos fármacos a veces no funcionan la primera vez que se toman, pero los resultados suelen mejorar con dosis repetidas. Los tratamientos a demanda han mostrado tasas de eficacia del 60-70 %[7].

Al comprender las causas fisiológicas y psicológicas de la impotencia y reconocer los primeros signos, los hombres pueden tomar medidas proactivas para combatir la afección antes de que se agrave. Desde los cambios en el estilo de vida hasta la intervención médica, existen opciones terapéuticas muy eficaces para garantizar que la DE no tenga que definir la salud sexual del hombre a medida que envejece. Si escuchan a su cuerpo y buscan ayuda cuando la necesitan, los hombres pueden mantener una vida sexual sana y satisfactoria hasta bien entrada la vejez.

Referencias

  1. C B. Johannes, A B Araujo, H A Feldman, C A Derby, K P Kleinman, J B McKinlay, (Feb 2000), "Incidence of erectile dysfunction in men 40 to 69 years old: Longitudinal results from the Massachusetts Male Aging Study", The Journal of Urology, sciencedirect.com
  2. G Corona, D M Lee, G Forti, D B O'Connor, M Maggi, T W O'Neill, N Pendleton, G Bartfai, S Boonen, F F Casanueva, J D Finn, A Giwercman, T S Han, I T Huhtaniemi, K Kula, M E J Lean, M Punab, A J Silman, D Vanderschueren, F C W Wu (Nov 2009), "Age-related changes in general and sexual health in middle-aged and older men: results from the European Male Ageing Study (EMAS)"pubmed.ncbi.nlm.nih.gov
  3. K P Mark, K Arenella, A Girard, D Herbenick, J Fu, E Coleman (Apr 2024), "Erectile dysfunction prevalence in the United States: report from the 2021 National Survey of Sexual Wellbeing", The Journal of Sexual Medicine, academic.oup.com
  4. J Rajfer, MD (Spring 2000), "Relationship Between Testosterone and Erectile Dysfunction", Rev Urol., ncbi.nlm.nih.gov
  5. K L Stratton, D C Dugdale, B Conaway (Jan 2023), "Drugs that may cause erection problems"medlineplus.gov
  6. R M Pitta, O Kaufmann, A C S Louzada, R H Astolfi, L de Lima Queiroga, R M R Dias, N Wolosker (Nov 2022), "The association between physical activity and erectile dysfunction: A cross-sectional study in 20,789 Brazilian men"journals.plos.org
  7. M Fujisawa, K Sawada (Jul-Aug 2004), "Clinical efficacy and safety of sildenafil in elderly patients with erectile dysfunction", Arch Androl., pubmed.ncbi.nlm.nih.gov