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Medidas de tumescencia nocturna (NPT)

Dado que en los hombres sanos las erecciones de 20 a 50 minutos de duración se producen fisiológicamente durante las fases REM del sueño, se creyó que era posible distinguir entre la impotencia orgánica y la causada psicógenamente midiendo las tumescencias nocturnas del pene.

Este concepto se basaba en la idea de que la falta de tumescencia nocturna indica una causa orgánica de disfunción eréctil. También se presentaron curvas características para los trastornos orgánicos (Fig. 3.10). Para la medición, se colocaron 2 extensómetros de mercurio alrededor de la base y el antebrazo del pene y se registraron los cambios circunferenciales durante el sueño mediante una unidad de monitorización (Fig. 3.11). Existe una versión simplificada del erectómetro Eska para uso ambulatorio, en la que los cambios se miden en incrementos de centímetros. Dado que pronto se reconoció que incluso las tumescencias nocturnas poco llamativas pueden tener una causa orgánica, se desarrollaron dispositivos que determinan tanto las tumescencias nocturnas del pene como las rigideces asociadas (Rigidiscan, Dacomed, EE. UU.). La correlación de la medición no invasiva de la rigidez del pene con la presión intracavernosa fue confirmada por Virag [5]. Los hallazgos normales para el Rigidiscan son al menos 3 erecciones por noche con una duración aproximada de 15 min, una rigidez de al menos 70 % y un aumento de la circunferencia de más de 3/2 cm en la base/punta del pene.

Tumescencia normal durante las fases REM

Fig. 3.10. Tumescencia normal durante las fases REM (curva superior). Descenso prematuro en el trastorno de oclusión venosa (ausencia de fase de meseta).

Dispositivo para medir la tumescencia

Fig.3.11. Dispositivo de medición de la tumescencia mediante galgas extensométricas de mercurio.

Evaluación crítica

La medición de las tumescencias nocturnas así como de la rigidez [2] con ayuda de una unidad de monitorización es un procedimiento que requiere mucho tiempo, es estacionario y, por lo tanto, caro. Las mediciones deben realizarse en al menos 2-3 noches para poder hacer una evaluación significativa, [1]. La evaluabilidad también se ve limitada por el hecho de que, a partir de los 50 años, la duración y la gravedad de las erecciones nocturnas disminuyen, pero es precisamente esta clientela la que constituye la mayoría de los pacientes. También se encuentran curvas NPT normales en reposo en el síndrome de robo pélvico (redistribución de la sangre en las extremidades en la enfermedad oclusiva arterial). Por otra parte, las causas puramente psicológicas, por ejemplo la depresión, pueden conducir a una supresión completa de las erecciones nocturnas y, por tanto, a un diagnóstico incorrecto de un trastorno orgánico [3]. Se encuentran mediciones anormales del TNP en aproximadamente el 20 % de los pacientes sin hallazgos patológicos orgánicos verificables [4]. Lo que queda es la constatación de que si se detectan erecciones nocturnas de plena tumescencia y rigidez, es poco probable que se trate de un trastorno orgánico, algo poco probable dado el elevado coste técnico y económico que conlleva. Sin embargo, la documentación de erecciones normales puede ser de interés en el contexto de una evaluación. Esto demuestra que las mediciones NPT no pueden sustituir a ninguno de los demás exámenes clínicos.

La combinación de la medición de la rigidez mediante estimulación sexual visual con la aplicación intracavernosa de fármacos [4] todavía no puede clasificarse en cuanto a su importancia diagnóstica. La estimulación sexual visual no parece estar exenta de problemas para el esclarecimiento etiológico, ya que no tiene suficientemente en cuenta los aspectos individuales, culturales y religiosos, por lo que difícilmente podría normalizarse.

Resumen

Las mediciones del TNF son exámenes costosos, que requieren mucho tiempo y que presentan una tasa de error nada desdeñable, por lo que no son absolutamente necesarios para el esclarecimiento de la disfunción eréctil.

Literatura

  1. Condra M, Morales A, Surridge DH, Owen JA, Marshall P, Fenemore J (1986) The unreliability of nocturnal penile tumescence recording as an outcome measurement in the treatment of organic impotence. J Urol 135:280-282
  2. Kaneko S, Bradley WE (1986) Evaluation of erectile dysfunction with continuous monitoring of penile rigidity. J Urol 136:1026-1029
  3. Thase ME et al. (1987) Nocturnal penile tumescence in depressed men. Am J Psychiatry 144/1:89-92
  4. Thon WF (1991) Monitoring of penile tumescence and rigidity. En: Jonas U, Thon WF, Stief CG (eds) Disfunción eréctil. Springer, Berlín Heidelberg Nueva York Tokio, pp 171-177.
  5. Virag R, Virag H, Lajujie J (1985) A new device for measuring penile rigidity. Urología 25:80-81
Autor: S. Alloussi E. Becht H.-V. Braedel , D. Caspari Th. Gebhardt S. Meessen V. Moll , K. Schwerdtfeger J. Steffens
Fuente: Erektile Funktionsstorungen , Diagnostik, Therapie und Begutachtung